Si nos remontamos en el tiempo, y volvemos a noviembre de 1983, el mes se inicia con una violenta escalada represiva, que trajo nefastas consecuencias para las fuerzas populares que luchan contra la dictadura. La primera víctima es el dirigente del Partido Comunista Victor Hugo Huerta Beiza. Se bajó de un taxi en la esquina de Los Carrera con Paicaví, sorpresivamente cayeron sobre él, varios agentes de civil que a la fuerza lo subieron a un automóvil y partieron con rumbo desconocido.
En las horas siguientes, Huerta Beiza fue severamente torturado. Los golpes y las descargas eléctricas lo dejaron en muy malas condiciones.
Esa misma tarde, el dirigente comunista fue conducido al barrio Pedro de Valdivia. Allí, en la calle Sanders, uno de los agentes de
Al día siguiente,
No se habían registrado heridos y sólo había una víctima: Víctor Hugo Huerta Beiza, que tenía un hoyo de cinco centímetros en su frente, ocasionado por un balazo a quemarropa, y otros 12 impactos en el resto del cuerpo.
El cuerpo tenía además uno de sus brazos quebrados y una serie de líneas negras que cubrían gran parte de su espalda, desde los hombros hasta los glúteos.
Esas huellas habían sido dejadas por las descargas eléctricas a las que lo habían sometido sus captores.
Este hecho causó profunda conmoción en todos los sectores sociales de la zona, debido a que después de este alevoso asesinato, muchos jóvenes fueron detenidos y llevados a los cuarteles secretos de
Alejandro Sepúlveda Contreras, profesor de música y amigo personal de Huerta, volcó todas sus emociones, rabia, desasón, ansias de justicia y castigo a los culpables. El canto fue lo único que poseía para ametrallar a los asesinos. Por esta muerte se erizan las razones del cantor y acude urgente a la belleza del poema revolucionario, el arte debe tener altura y el canto debe volar lejos. En estos avatares le escuchamos entonar con emoción sus versos cargados de denuncia y esperanza. No vaciló en regalarnos su creación, que poco a poco fuimos asimilando, verso a verso, nota a nota, hasta que llega el momento de presentarla en el Primer Festival por los Derechos Humanos en noviembre de 1984 en
Si bien esta canción no pertenece al grupo Nehuen, es parte importante en la historia musical de sus integrantes y de su creador. Hoy al cumplirse 24 años del asesinato de Victor Hugo Huerta, reconocemos que los versos de Alejandro fueron proféticos : “ No Podrán los asesinos, librarse de la justicia “, todos los responsables de este crimen están en la cárcel.